viernes, 3 de octubre de 2008

Periodismo de PRECISIÓN: no es un capricho, es una necesidad.

Siempre me han llamado la atención algunos de los titulares utilizados en lo que hoy en día se ha denominado “periodismo de precisión”, porque se trata de información que genera opinión pública y en muchos casos utilizando datos carentes de cualquier rigor científico, lo que puede llegar a originar en algunos casos estereotipos sociales erróneos, alarmas sociales, etc.

Actualmente son muchas las definiciones que podemos encontrar con relación a este tipo de periodismo, pero de todas ellas podemos extraer el siguiente denominador común: “se trata de una especialización periodística basada en el dominio de métodos y herramientas para gestionar fuentes de información (encuestas sociológicas y de opinión pública, estadísticas oficiales sobre censos de población, etc.)”, en definitiva, el periodismo de precisión trata la complejidad del mundo con los mismos métodos que emplea la ciencia.

Carles Casals en su artículo Periodismo de precisión o el regreso a las formas puras de la información, reflexiona sobre este tipo de periodismo y plantea algunas preguntas interesantes tales como: “¿somos periodistas de precisión? ¿Ha conseguido el periodista desarrollar su sentido analítico, su visión contextual para mostrar de una forma no sólo comprensible sino también cabal la complejidad de la sociedad? ¿Estamos preparados para advertir, acaso, tendencias que de una forma u otra afectarán nuestros entornos más inmediatos?....”.


Según el profesor Dader, esto no significa que vaya a desaparecer la forma clásica de hacer periodismo, con el relato social o político, la entrevista inquisitiva, etc. Pero lo que sí es cierto es la importancia creciente de un periodismo capaz de tratar con rigor los datos facilitados por las fuentes de información (primarias, secundarias, internas, externas, etc.), de las cuales se pueden obtener conclusiones de una gran relevancia social.


Moisés Egido dice en su artículo: Se desarrolla el periodismo de precisión. Ante nuevos retos sociales e informativos, que lo que determina el buen o mal uso de este tipo de técnicas es la profesionalidad y el rigor con que los periodistas aborden este tipo de trabajos. Y aporta un ejemplo que ilustra muy bien lo que sería el periodismo de precisión: el número de camas hospitalarias de que dispone una Comunidad Autónoma puede ser un indicador del nivel de servicio sanitario de esa Comunidad, pero a lo mejor sería conveniente contar el número de médicos por cada mil habitantes para determinar la eficacia de ese servicio. ¿Y qué revela cualquiera de estos dos datos respecto de la salud real de los habitantes? Por otra parte, el simple recuento del número de camas puede reflejar los programas de subvenciones oficiales más que la prestación de un auténtico servicio sanitario. Es decir, para pretender realizar una rigurosa investigación como en el ejemplo comentado es necesario tener muy claro qué es lo que se quiere descubrir, operar hipotéticamente y hacerse previamente las preguntas que se quieren ver respondidas a través de los datos obtenidos.


En su artículo Moisés Egido comenta los grandes beneficios sociales aportados por el periodismo de precisión, así como cual es en la actualidad la situación en España. Y establece una clasificación del periodismo de precisión, basado en tres niveles: A) El pasivo: se limita a dar noticia de los estudios sociológicos que otros hacen. B) El semi-activo: aquel que interpreta parcialmente los datos. C) El de precisión: realiza una hermenéutica de los datos que obtiene con la utilización del rastreo y cruce de bases de datos.


Espero que este tipo de artículos (Moisés Egido y Carles Casals) fomenten la necesidad de indagar, cotejar y generar datos con verdadero rigor científico, como consecuencia de la utilización de metodologías apropiadas. Las técnicas de investigación son una caja de herramientas, y por lo tanto para apretar un tornillo de estrella, utilizaremos un destornillador de estrella. Hoy en día esta caja de herramientas prácticamente no tiene límite y van apareciendo nuevas herramientas que facilitan y aportan una mayor precisión al trabajo a realizar. Esto mismo ocurre con las técnicas de investigación, sus metodologías siguen evolucionando y adaptándose a la sociedad actual, pero no por eso cojamos una llave inglesa para apretar un tornillo de estrella.


Me gustaría acabar con un párrafo de Carles Casals: “El periodismo de precisión no es un capricho, es una necesidad. Y su aprendizaje en escuelas y facultades de periodismo una prioridad para cualquier sociedad celosa de su libertad. De ahí, el título con el que he encabezado este artículo: el regreso a las formas puras de la información. Y el secreto está en no fiarnos tanto de instintos e intuiciones, sino en apostar por las metodologías de las ciencias sociales y aprovechar los múltiples recursos que nos ofrece la sociedad de la información. No se trata pues de llevar a cabo ninguna revolución… ¿o sí?”.


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